Los videojuegos son la puerta de entrada al mundo de la
informática para la mayoría de los niños/as. Por ello, los educadores deben
recurrir a ellos porque son materiales muy conocidos y utilizados por el
alumnado. A su vez, los videojuegos pueden servir para que los niños/as
aprendan contenidos curriculares de una manera más dinámica, convirtiéndose en
algo más que una simple herramienta de entretenimiento.
Cierto es que mediante el juego, los niños/as aprenden
habilidades, destrezas y permiten introducir el análisis de valores y
conductas. Sin embargo, opinamos que los videojuegos aíslan a los niños/as y
disminuyen las relaciones entre los iguales.
Debemos saber que los videojuegos no son un sinónimo de violencia,
pero es cierto que muchos de ellos presentan conductas violentas en las que los
niños/as pueden participar a través de la pantalla. Además, el hecho de
que la adicción sea una clave de éxito para las multinacionales, nos preocupa
mucho porque la adicción a un videojuego implica que el niño/a solo
piense en eso y se olvide de todo lo demás. Creemos que debemos tener cuidado
con qué tipo de videojuegos usamos con los niños y niñas.
Creemos que utilizar determinados videojuegos
para aprender contenidos curriculares es una forma muy adecuada y entretenida
para los niños/as tanto en las aulas, como en casa. Nos parece muy apropiado y
enriquecedor que los videojuegos puedan convertirse en una forma divertida de
aprender para los niños y niñas. Asimismo, consideramos importante controlar el
tiempo que nuestros niños y niñas invierten en estos aparatos tecnológicos,
puesto que un excesivo uso de estos puede ser perjudicial.
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