lunes, 19 de mayo de 2014

Cuando la violencia vende



En los últimos años, se comenta en la sociedad el aumento de la violencia dentro de las aulas, bien entendida como la violencia de los alumnos/as entre ellos/as (entre iguales), o con o hacia el profesorado. Por ello, este artículo se centra en un análisis de los videojuegos basándose en las actitudes y comportamientos que éstos generan. 

En nuestra opinión y coincidiendo con los autores del artículo Enrique Javier Díez Gutiérrez, Eloína Terrón Bañuelos y Javier Rojo Fernández, creemos que los videojuegos de tipo violento exaltan la violencia como forma de entretenimiento y diversión y muestran menosprecio hacia el derrotado o hacia lo diferente. Los videojuegos violentos generan, además, una gran adicción en las personas que los utilizan, por lo que “necesitan” volver a jugar. Estos autores afirman que “estamos siendo socializados en una cultura de la violencia, de la competitividad, del menosprecio hacia los débiles, del sexismo y de la agresión como forma de relación”. Estamos totalmente de acuerdo con esta afirmación ya que cada vez más, vemos como una situación “normalizada” la resolución de conflictos mediante la violencia, es decir, no nos sorprendemos cada vez que los más pequeños/as y jóvenes resuelven sus problemas mediante la violencia. Los jóvenes piensan que la violencia que aparece en los videojuegos no les afecta en su comportamiento y actitudes de su vida cotidiana, sin embargo, existen una serie de estudios que confirman que el uso de éstos genera agresividad tanto en el momento del juego como posteriormente. Asimismo, los jóvenes justifican la violencia que aparece en los videojuegos, ya que tratan de asesinar a los “malos”, normalmente a personas extranjeras como sudamericanos, implicando en nuestra opinión, connotaciones racistas. Asesinar a viejos, minusválidos, embarazadas es recompensado con premios, donde podemos encontrar mensajes subliminales sexistas.

Por último, pensamos que tanto las editoriales, directores, y distribuidores de videojuegos deberían contribuir a la realización de los videojuegos con conciencia y responsabilidad ética y moral. Para ello, creemos que debería existir alguna ley que regulase los contenidos que aparecen en los videojuegos, y que no fuese permisiva con la violencia que generan. Asimismo, la edad debería estar estipulada y las familias deberían atender al tipo de videojuegos que usan sus hijos/as.

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